jueves, 16 de julio de 2015

I. Llenarse: EL HORROR VACUI Y LA BARROQUIZACIÓN ESTÉTICA EN OCCIDENTE

Si tomamos como punto de partida los discursos religiosos tradicionales, la idea de lo sagrado ha sufrido muchos cambios a lo largo del siglo XX y del amaneciente siglo XXI: el germen de este viraje se halla en el humanismo de la Europa moderna, que alcanza su apoteosis estética y literaria en el Barroco Español. Entre sus autores destacados se cifran nada menos que Cervantes –el padre de la novela moderna-, Góngora, Quevedo y Lope de Vega, grandes ingenios que han sido traducidos a prácticamente todos los idiomas del mundo y estudiados como paradigmas de la perfección idiomática y la exploración de los límites del lenguaje.
La fuerza y universalidad de los poetas del Barroco español se rige, en gran medida, por el ímpetu atemporal de su inmensa escritura y la esencialidad de sus poéticas que, lejos de estar maniatadas a modas circunstanciales, son poderosos ejercicios de estética y hermenéutica. Resulta significativo que todos estos autores, a pesar de vivir en espacios seculares o cortesanos, tuvieran una sólida formación teológica y moral, que proyectaron hacia todos los ángulos de la vida civil. La mayoría viven del mecenazgo y están supeditados a los encargos palatinos. El control del poder monárquico sobre la cultura aurisecular podría, en cierto modo, equipararse a las exigencias del mercantilismo artístico contemporáneo.
Ha sido, asimismo, muy relevante el legado de las poéticas del Barroco en las manifestaciones artísticas y la filosofía de los siglos posteriores. El horror vacui, la escritura del ego y el discurrimiento de lo irracional han embargado a muchos artistas del siglo XX, que han homenajeado a la literatura del siglo XVII español como referente clave e inspirador. El producto de sus creaciones se ha apoderado del imaginario colectivo: emergen arquetipos como Don Quijote: un personaje ingenioso, pero no agudo, como reza el título de la obra cervantina, que es susceptible de múltiples interpretaciones herméticas y cabalísticas.
Como dijo William Blake en El matrimonio del cielo y del infierno, “el camino del exceso conduce a la sabiduría”. El arte de la dificultad, amante de la densidad del significado, la sinuosidad sensorial, la acrobacia técnica, la aventura espiritual y la fobia a la pérdida tienen sus ecos más rotundos en el horror vacui de la sociedad actual, desorientada entre el ruido y la información manipulada e inasimilable, perpleja ante todas las multiplicidad de matices interpretativos de la realidad. La mística de ayer y de hoy, ajena al tiempo (que “no existe”), mantiene la luz prístina del equilibrio y la armonía interior y es buscada con sed por el poeta, especialmente en épocas reinadas por la heterodoxia, las batracomaquias políticas y las confusiones babélicas.



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