Cada uno de nosotros, debe coger un pañuelo y vendarse los ojos.
Apago la luz. Todo permanece en silencio. Imaginamos las siguientes
situaciones. Coordinamos movimiento y mente:
1. Cada uno de los cuatro elementos: Agua, tierra,
aire, fuego.
2. Vegetal. Sois una semilla. Estáis en el seno de la tierra aún aletargados, pero de golpe, un rayo de luz que se filtra en la
tierra os acaricia, y así nacéis.
3. Como si estuvieras dentro del libro Del origen de la vida de Oparin,
visualiza que eres un ser vivo que evoluciona desde el agua hasta el ser
humano. Imagina toda la evolución en movimiento.
4. A
LA LUZ DE LAS VELAS: Hay cosas que sólo se pueden decir ante la luz palpitante
de una vela. Así que, en este ejercicio, encenderemos una vela. Apagaremos la luz. Cada uno, pondrá delante
de sí una vela y dirá “aquello que sólo se puede decir ante la luz palpitante
de una vela”. Después de hablar,
pide un deseo. Guárdalo en secreto. Sopla la vela. Nadie
puede arrebatarnos el sueño infantil de la magia de las velas que se soplan.
5.
Micro
abierto & Lluvia
de ideas sobre el silencio. Bien, aquí hay una silla y un micrófono. Le entregaré el micrófono a
aquel que tenga que hablar. El micrófono es un amplificador de vishuda.
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