miércoles, 15 de julio de 2015

Cartografía con Flash: el mapa literario

Cartografía con flash:  EL MAPA LITERARIO

¿Exploras?
Buscas en el mapa tu ubicación interior
Dicen que te puedes situar en el mapa desentrañando el significado de los símbolos que aparecen en la leyenda.
Esos símbolos son los tópicos, los arquetipos y las metáforas de la literatura.

El “conócete a ti mismo” del templo de Delfos no es más que interpretar tu vida como si fuera un sueño, un poema, una obra de teatro. La vida es un macrogénero literario o, como me gusta jugar a llamarlo, una holonovela de “elige tu propia aventura”.

Es urgente devolverle a la literatura el lugar sagrado que le corresponde.[1] De algún modo, seguramente ya sabes que el origen de la literatura es litúrgico, que el verbo tiene poder creativo y que si todo esto ahora se ha secularizado es porque se ha encarcelado en el espacio-tiempo.[2]

Pero la literatura quiere romper la quinta pared. La quinta pared es la pared mental, las barreras del prejuicio –las coronas de espinas-.

La poética, junto con la onironáutica, son las ciencias de la creatividad y la inspiración. Son disciplinas que unen el arte, la mística y la ciencia. Alquimistas de lo intangible, expanden la conciencia.

Debajo de lo que los cabalistas denominan velo de Paroketh (otramente llamado “velo de Maya” en la mística hindú), nos encontramos con lo que Platón llamó “mundo de las formas”. Las palabras forman parte de ese mundo rítmico y dinámico. Por ello, no hablamos el mismo idioma que los primeros moradores del planeta. Las palabras están sometidas a la misma corrupción que el resto de los objetos: son cíclicas. De ahí, el mito de Babel, el peligro de la incomunicación.

Las formas nos informan y deforman a través de fórmulas y formulaciones.  En todo caso, las formas reciben ideas. Y, sobre todo: las formas se TRANSFORMAN.
La pregunta es: ¿existe manera de aproximar la forma a la idea pura sin corromperla? Quizá la idea pura sólo pueda expresarse a través de un ciclo completo de formas transformándose… Hay que salir del espacio-tiempo, por eso. Nos hallamos en el territorio del símbolo. [3]



[1]   Eliade, M. (coord.)“Language”, en The Enciclopedia of Religion. New York: MacMillan Publishing Company, 1983-1986.   
[2]   De otro modo, el materialismo no se sostendría como sistema económico. La gente descubriría que el dinero y el sexo no son las únicas fuentes de energía, estatus y poder.
[3]  “Siguiendo, pues, las instrucciones del Sefer ha-Bahir se forman los 72 nombres divinos.  (…) Les gusta, pues, todo lo relativo a los rituales; y tienen mucho que ver con la capacidad de tender puentes para unir las orillas de los abismos y con la risa y el sentido del humor. Se dice que los ángeles vuelan porque, al no tomarse a sí mismos en serio, son livianos…” Jaime Villarrubia, Diccionario de Guematría. Barcelona, ed. Escuelas de Misterios, 2011, tomo II, p. 690.

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