Eres un instrumento musical. Afínate, tócate, interpreta una canción a
través de ti mismo.
Imagina, primero, que eres capaz de respirar por el ombligo. Localizas
las cuerdas vocales bajo la nuez. Haces un bostezo-sonrisa y así encuentras tus
resonadores internos. (Nota: si te duele la garganta, lo estás haciendo mal; no
imites la voz de otros, halla la tuya: bucéate hasta encontrarte a ti,
auténtico).
¿Qué clase de instrumento eres? La voz es viento y cuerda a la vez.
Tiene extensión, potencia, color. Color o timbre, vibración. Los niños tienen
la voz blanca como el suelo de Islandia. A partir de la preadolescencia, esas
voces se van tiñendo, se van manchando, algo las salpica. Hay hombres tenores,
barítonos y bajos; mujeres contralto, mezzosoprano y soprano. ¿Te conoces a ti
mismo? ¿Cuánto mide y pesa tu aliento? Modulas la voz como un pez viscoso que
nada en la corriente de un río: ese trazo del aire dibuja la tristeza, la
alegría, la esperanza, el sufrimiento, la sorpresa. Hay que ser un crack para
imitar al salmón.
La fórmula mágica:
BUENA
TÉCNICA RESPIRATORIA + USO DE LOS RESONADORES = Descanso de las cuerdas
vocales.
Luego hay que jugar chapurreando. Te
compras una grabadora, te miras recitando delante de un espejo de pared.
Analizas tus tics, tus dejes, tus excesos, tus errores. Te equivocas a cielo
abierto porque equivocarse es lo más importante del mundo. Saber cuándo uno se
equivoca, hacer una foto del movimiento errado y modificarlo mediante un rayo
láser de hiperconciencia.
Si fuera tu madre te diría que la
voz quiere una vida sana, que la garganta necesita humedecerse, beber líquido,
no fumar. Si fuera tu madre te diría: ¡Nunca fuerces la voz, no la violes
impostándola, ni cantes cuando estás enfermo, ni hagas broma con registros
demasiado agudos! Pero ni ganas de ser tu madre. Y, en fin, ese haz lo que yo diga pero no hagas lo que yo
haga.. El Curso de canto para niños
afónicos permite los vicios y los disculpa.
***
La constancia es increíble. Haces
unos ejercicios de calentamiento:
respiras profundamente, localizas la nariz que tienes en el ombligo; luego,
cuando te sientes relajado, te centras en el chacra de bajo la nuez (visualizas
allá dentro un Sol o una Luna). Poco a poco se van desplegando los pulmones,
como las velas de un velero bergantín. Susurras primero, tu voz camina de
puntillas. Lentamente, el aire te va emborrachando.
Ensayas tus verborreas, tus silbidos, tus tralarís tralarás durante
periodos cortos, muchas veces al día. Haces la escala musical cada vez que
vayas a mear. Antes de dormir, cantas alguna nana a alguien. La ducha es idónea
para proyectar la voz. Y obsérvate gemir mientras haces el amor: toma el
referente de ese gemido cuando quieras cantar con la entraña misma (entonces,
imagina que respiras desde el sexo).
Susurras en medio del ruido, ensayas pasando desapercibido. Puedes ir
completamente sobrio y dirigirte al grupo de borrachos de un bar y cantar con
ellos el himno de su equipo de fútbol. Entonces descubrirás que, vayas donde
vayas, puedes estudiar canto. ¿No te parece divertida la gente que silba por la
calle? ¡Oh, esa raza superior en peligro de extinción!
***
¿Alguien te ha hablado de la respiración
diafrágmica? Tranqui, no te asustes. Hagamos unos ejercicios físicos
suaves, suaves, suaves, para encender motores:
1. Jadea con golpes cortos, como un perro. Puedes sacar la lengua si
te apetece.
2. Ponte las manos en los hombros. Piensa en el número 4. Inspira 4
segundos, retén el aire 4 segundos, expira 4 segundos, reposa 4 segundos, etc.
3. ¿Vamos a la principal gasolinera del cuerpo? Inspira y llena los
pulmones de oxígeno hasta arriba contando mentalmente. Luego expira hasta que
no quede más que expirar (siempre queda más que expirar, pero si te pones de
color lila, respira otra vez, por favor).
***
Puedes aprender a racionar el aire con empujes de la zona abdominal:
1. Repite el movimiento que uno hace cuando tiene un susto y encoge el
culito (ano hacia adentro) y la tripa se echa hacia delante.
2. Oscila como si bailaras o tu cintura fuera un vaivén marítimo.
3. Repite los ¡HO HO HO! de Santa Claus con golpes secos (esto, como
mínimo, te puede preparar para los castings de diciembre, y te sacas un curro
extra). Sigue con el sonido de pedir silencio
SSSSSSSSSSSSSSSSSSSS..............T y
luego imitas un sifón SH..........................F................................
***
El canto es un regalito que está dentro de la caja de resonancia. Que la laringe esté baja, bosteza y descubre el
tubo por el que circula la voz, y luego dices:
"¡MMMMMMMMMMMMMMMAAAAAAAAAAAEEEEEEEEEEEEEEEEEEIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU!"
Por último, métete una patata en la boca. Cicerón se ponía puñados de
tierra (la patata es más light). Y dices:
UUUUUUUUUUUUUUUDAAAAAAAAAAAAAAAEEEEEEEEEEEEEEEEEEEIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!
Luego, pronuncias la misma palabra absurda con un lápiz en la boca,
sin tirar los labios hacia atrás.
Tal vez, después de esto, te pase como a mí, te cojas el lápiz de la
boca y te pongas a escribir un Curso de
canto para niños afónicos. Después de lo del lápiz no he podido continuar
estudiando canto, pero en fin, quede aquí el sedimento de mis apuntes de
principiante.
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